domingo, 6 de septiembre de 2009
El testamento del sol
Vermächtnis der Sonne
In der Hingabe meiner Sucht
Mein Dasein und meine Kraft
Das Begehrte ist vergessen
Zurück bleibt nur das Verlangen
Das ist in Wort und Tat
Der langste Schrei meines Lebens
Zerissen von den Dämonen meiner Lust
Von den Schatten und den dunklen Trieben
Durchbohrt von den brennenden Fackeln
meiner Sucht
Zerfetzt und zertrummert
Meinen Geist und meinen Willen
Geöpfert und dahingegeben
Geworfen in das Meer der Sinnlosigkeit
Doch mein Durst ist nicht gestillt
Mein Durst ist nie gestillt
Aufsteigen werde ich erneut
Schon bald aus dem Wasser treten
Den Wind und die Wellen erlegen
Und mir nehmen wonach meine Seele schreit
Volker unter der Sonne
Kinder aller Herren Lander
Hier steh ich zwischen Himmel und Holle
Und ersuche die stumme Kreatur mir zu helfen
Auf meinen Knien flehe ich um mehr
Bitte gib mir mehr
Mehr von deinem Geist
Mehr von deinem Leben
Jetzt und für alle Zeit und Ewigkeit
Gib mir mehr
Gib mir mehr
Ich brauche dich
Ich liebe dich
Vorhang
Testamento del Sol
En la entrega de mi afán
En mi estar y en mi fuerza
Lo codiciado es olvidado
Atrás solo queda el deseo
Es en palabra y acción
El grito mas largo de mi vida
Destrozado por los demonios de mi deseo
De las sombras y del obscuro impulso
Atravesado por las antorchas encendidas
De mi búsqueda
Desgarrado y arruinado
Mi espíritu y mi querer
Victimado y entregado
Lanzados al mar de lo absurdo
Pero mi sed no ha sido calmada
Mi sed nunca se calmara
Ascendiendo soy renovado
Pero antes de salir del agua
El viento y las olas matan
Y me llevan a donde grita mi alma
Habitantes bajo el sol
Niños de los países de los caballeros
Yáquil estoy parado entre el cielo y el infierno
Y busco que la muda criatura me ayude
Sobre mis rodillas suplico por mas
por favor dame mas
Mas de tu espíritu
Mas de tu vida
Ahora para todos los tiempos y la eternidad
Dame mas
Dame mas
Te necesito
Te amo
Telón
lunes, 31 de agosto de 2009
El suicidio anómico
Solemos ser seres productores, reproductores, apropiadores y expropiadores de significados, de sentidos, de juegos semánticos y lingüísticos. Nuestra vida toda está estructurada de esa forma simbólica de relacionarnos, nos bañamos, nos vestimos y entramos en el duelo de la vida abstracta, salimos a la calle, le damos al conductor del microbus unas monedas, alegorías de un valor, seguimos el rumbo, la misma ruta preconfigurada del juego social. Una señora de edad avanzada sube al camión y le hacemos señas mediante las cuales le damos a entender que le cedemos el asiento. Tocamos un timbre que suele estar arriba de la puerta de salida para poder representar que queremos bajar en la próxima parada.
Un semáforo, una indicación de que las conductores y petaones involucrados tienen que seguir un conjunto predeterminado de reglas. El color de rojo a verde, de nuevo a rojo y ese intermedio amarillo. Indicaciones por doquier, signos de lo que se nos está permitido hacer, a los lugares a los que podemos entrar, lo que podemos comprar, con quién nos podemos relacionar, lo que se nos está permitido expresar y hasta lo que podemos comer. Incluso en el salón de clases vamos a ese encuentro con los sentidos, las más los profesores dictan cátedra. Cátedra, ese piso elevado desde donde se ponen a tematizar la realidad. E incluso los profesores que están excentos de esta organización jerárquica del poder (de este ejercicio de dominio) empiezan a emitir con sus palabras redes de significados, inferencias, relaciones y proposiciones de la forma en que entienden la verdad.
Durkheim en "El suicidio" postula al menos cinco clases de suicidio, clasificándolos de acuerdo a las razones de su accionar. Así, por ejemplo, tenemos el suicidio altruista, en el cual las personas se subliman a sí mismas para poder dar vida a otros o para no interferir con el accionar de la comunidad cuando ya son demasiado viejos como para valerse de sí mismos; o el suicidio egoísta o el fatalista, que se dan por un ego dañado, o por la carencia de recursos para mantener la propia vida, o por la existencia de normas e instituciones represivas, o por la pérdida del objeto de afecto, etc.
Frente a estos tipos de suicidio podemos contraponer uno muy peculiar, el suicido anómico. La RAE define la anomia aplicada a un contexto social o sicológico como el conjunto de situaciones que derivan de la carencia de normas sociales o de su degradación. Pese a lo inexacto de la definición podemos ya darnos cuenta de algo, de que la anemia representa una cierta actitud nihilista frente a los hechos de la vida cotidiana. El suicidio anómico va más allá, ahí donde existe una falta de lógica en el engranaje social. El anómico es una persona a-significada hasta el punto en donde nos sea lícito afirmar esto, es la representación de la carencia de significado de la experiencia, aquel lugar donde las acciones de la personalidad están suspendidas. No se sucida por el dolor que pueda llegar a producir la existencia, no, no es un estado anímico alterado. No es que el anómico no sienta ni pueda sentir dolor, es decir, no es que no sienta el dolor como inmediatez perceptual, como configuración síquica y del sistema nervioso central, sino que el dolor ha perdido significado, no hay una conciencia racional que re-produzca el dolor, no hay sentido en el autorreflexionar del dolor mismo. El anómico esta arrojado -como todos nosotros- en el mundo, pero simplemente eso, arrojado, está fuera de (en lugar de decir escapado de) la semiótica individual o social. Fuera del orden cultural, fuera de los mecanismos instrumentales y procedimentales que instituyen la sociedad, fuera de los signos y atribuciones de la articulación semiótica, fuera de contenido social posible. Si la analogía se me es lícita y no se me tacha de anacronista, está en la forma, en el punto límite de toda relación posible con el mundo.
Está forma de realidad, de-ser-en-el-mundo, debe ser fascinante; fuera de los entornos solícitos y tematizados, de charlas y tópicos fingidos que derivan en beneficios, de recursos semánticos que reportan recursos, del mundo de los profits o el main stream, de un ideal de vida o de una expectativa e incluso del sin-sentido que el estar inmerso en una red de significados usualmente acarrea.
Un semáforo, una indicación de que las conductores y petaones involucrados tienen que seguir un conjunto predeterminado de reglas. El color de rojo a verde, de nuevo a rojo y ese intermedio amarillo. Indicaciones por doquier, signos de lo que se nos está permitido hacer, a los lugares a los que podemos entrar, lo que podemos comprar, con quién nos podemos relacionar, lo que se nos está permitido expresar y hasta lo que podemos comer. Incluso en el salón de clases vamos a ese encuentro con los sentidos, las más los profesores dictan cátedra. Cátedra, ese piso elevado desde donde se ponen a tematizar la realidad. E incluso los profesores que están excentos de esta organización jerárquica del poder (de este ejercicio de dominio) empiezan a emitir con sus palabras redes de significados, inferencias, relaciones y proposiciones de la forma en que entienden la verdad.
Durkheim en "El suicidio" postula al menos cinco clases de suicidio, clasificándolos de acuerdo a las razones de su accionar. Así, por ejemplo, tenemos el suicidio altruista, en el cual las personas se subliman a sí mismas para poder dar vida a otros o para no interferir con el accionar de la comunidad cuando ya son demasiado viejos como para valerse de sí mismos; o el suicidio egoísta o el fatalista, que se dan por un ego dañado, o por la carencia de recursos para mantener la propia vida, o por la existencia de normas e instituciones represivas, o por la pérdida del objeto de afecto, etc.
Frente a estos tipos de suicidio podemos contraponer uno muy peculiar, el suicido anómico. La RAE define la anomia aplicada a un contexto social o sicológico como el conjunto de situaciones que derivan de la carencia de normas sociales o de su degradación. Pese a lo inexacto de la definición podemos ya darnos cuenta de algo, de que la anemia representa una cierta actitud nihilista frente a los hechos de la vida cotidiana. El suicidio anómico va más allá, ahí donde existe una falta de lógica en el engranaje social. El anómico es una persona a-significada hasta el punto en donde nos sea lícito afirmar esto, es la representación de la carencia de significado de la experiencia, aquel lugar donde las acciones de la personalidad están suspendidas. No se sucida por el dolor que pueda llegar a producir la existencia, no, no es un estado anímico alterado. No es que el anómico no sienta ni pueda sentir dolor, es decir, no es que no sienta el dolor como inmediatez perceptual, como configuración síquica y del sistema nervioso central, sino que el dolor ha perdido significado, no hay una conciencia racional que re-produzca el dolor, no hay sentido en el autorreflexionar del dolor mismo. El anómico esta arrojado -como todos nosotros- en el mundo, pero simplemente eso, arrojado, está fuera de (en lugar de decir escapado de) la semiótica individual o social. Fuera del orden cultural, fuera de los mecanismos instrumentales y procedimentales que instituyen la sociedad, fuera de los signos y atribuciones de la articulación semiótica, fuera de contenido social posible. Si la analogía se me es lícita y no se me tacha de anacronista, está en la forma, en el punto límite de toda relación posible con el mundo.
Está forma de realidad, de-ser-en-el-mundo, debe ser fascinante; fuera de los entornos solícitos y tematizados, de charlas y tópicos fingidos que derivan en beneficios, de recursos semánticos que reportan recursos, del mundo de los profits o el main stream, de un ideal de vida o de una expectativa e incluso del sin-sentido que el estar inmerso en una red de significados usualmente acarrea.
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El de anómico es un caso antitético al del juego de los signos y significados. La sublimación de su vida deviene no tanto de que su vida no tenga significado por sí misma (porque estructuralmente para otros la podría tener) sino de que vivirla carece de un sentido, de un telos, lo que hace es y será banal, es totalmente prescindible para la historia.
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No sólo el anómico es quien está fuera del dispositivo social, para aquellos quienes no se encuentran de los convencionalismos la sociedad organiza dispositivos de control reflejo de sus fobias y de una falta de comprensión por el otro, aquellos a quien llama "locos":
domingo, 30 de agosto de 2009
Retrato de un bosque en la lluvia
¿Alguna vez has estado en medio de un bosque en plena lluvia? Empieza con una densa neblina que se esparce por las zonas a tu alrededor. Te sientes embriagado de ese frío turbio que se mezcla con gotas de agua. Tus ojos no alcanzan a ver muy lejos, la lontanaza son los cinco metros de árboles, las pestañas de rocío y claro, esos incontables versos que dibuja la llovizna con cada gota que cae en derredor.
Bajo tus pies hay agua fluyendo, esparciéndose con tierra muchas veces. Caminas y el vital líquido empieza a resvalarse por todo tu cuerpo, entre tus cabellos, tu espalda, tu rostro y por cualquier otro rincón que deje tocarse. Y pese al hecho de las dotras que producen sensaciones simultáneas no puedes dejar de sentir cada uno de los roces que recorren tu piel silenciosamente y se cuelan por entre los poros. Contemplas a los guardianes argos que conforman el bosque, incólumes, frondosos, apacibles, callados, ausentes, distantes entre tú y la lluvia. Las gotas forman cantos, susurros, mezcla de melancolía y soledad, de letanías y añoranzas, de estoicismo y desaprensión, de Debussy y Piazolla.
Puedes gritar confiándole tus palabras a la atmósfera. Puedes azorarte de la escena pero al final y de cualquier manera una impavidez cubre tu rostro, no podrías estar de otra forma; el espacio te conmueve y te alegras de estar ahí -de poder estar ahí- en ese efímero momento de lluvia.
Bajo tus pies hay agua fluyendo, esparciéndose con tierra muchas veces. Caminas y el vital líquido empieza a resvalarse por todo tu cuerpo, entre tus cabellos, tu espalda, tu rostro y por cualquier otro rincón que deje tocarse. Y pese al hecho de las dotras que producen sensaciones simultáneas no puedes dejar de sentir cada uno de los roces que recorren tu piel silenciosamente y se cuelan por entre los poros. Contemplas a los guardianes argos que conforman el bosque, incólumes, frondosos, apacibles, callados, ausentes, distantes entre tú y la lluvia. Las gotas forman cantos, susurros, mezcla de melancolía y soledad, de letanías y añoranzas, de estoicismo y desaprensión, de Debussy y Piazolla.
Puedes gritar confiándole tus palabras a la atmósfera. Puedes azorarte de la escena pero al final y de cualquier manera una impavidez cubre tu rostro, no podrías estar de otra forma; el espacio te conmueve y te alegras de estar ahí -de poder estar ahí- en ese efímero momento de lluvia.
sábado, 29 de agosto de 2009
El gran teatro de la vida
The pain that grips you, the fear that binds you releases life in me
In our mutual shame we hide our eyes
To blind them from the truth that finds a way to who we are
Can't wash it all away
Can't wish it all away
Can't cry it all away
Can't scratch it all away
Lying beside you listening to you breathe
The light that flows inside of you, burns inside of me
Cast me not away, say you'll be with me
For I know I cannot bear it all alone
Can't fight it all away
Can't hope it all away
Can't scream it all away
It just won't fade away
Can't wash it all away
Can't wish it all away
Can't cry it all away
Can't hope it all away
"Forgive Me"
Can you forgive me again?
I don't know what I said
But I didn't mean to hurt you
I heard the words come out
I felt that I would die
It hurt so much to hurt you
Then you look at me
You're not shouting anymore
You're silently broken
I'd give anything now
to kill those words for you
Each time I say something I regret I cry "I don't want to lose you."
But somehow I know that you will never leave me, yeah.
'Cause you were made for me
Somehow I'll make you see
How happy you make me
I can't live this life
Without you by my side
I need you to survive
So stay with me
You look in my eyes and I'm screaming inside that I'm sorry.
And you forgive me again
You're my one true friend
And I never meant to hurt you
¿Seré acaso un sueño de la desesperación loca del alma?
Hipoteticos lectores: Tormentosos tiempos para el arte y la lírica. Vacío, me parezco a la palabra melancolía y a la palabra soledad.
domingo, 14 de junio de 2009
Sacrifice
Hay momentos en que quisiera arrancarme de mí mismo, arrancarme un hálito de vida para poder gritar, gritar desaforadamente un momento, salir y contemplar la inmensidad. Perder un instante, vivir un instante. Ignomitarme en plena oscuridad.
sábado, 13 de junio de 2009
Filosofía y política de la liberación- Dussel
Un enlace a una conferencia dictado por Dussel:
http://bdigital.uncu.edu.ar/fichas.php?idobjeto=712
http://bdigital.uncu.edu.ar/fichas.php?idobjeto=712
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