Encontrábame yo un lunes por la tarde escribiendo en mi block de notas poemas de retaguardia, de flacura y de madera, frases inconexas y pequeñas lontananzas en uncentro comercial (no son ustedes los únicos en preguntarse qué hacía yo ahí, yo también me lo pregunto); cuando en esquizofrénica cobardía la autoridad dijo:
-No puede hacer usted aquí eso
-¿Hacer qué?
-Hacer eso que está haciendo.
-¿Escribir?
-Sí, vaya a otro lugar.
-Mj.
Y haciendo un gesto de civilizada cordialidad me levanté de mi banca en busca de otro recinto para escribir. si me preguntan, diré que fue mi barba y el hecho de que yo escribiera lo que motivó a aquel policía a decirme que me fuera. ¡Que hecho más colorido representarme tan dispar dentro de esa peregrina multitud de los centros comerciales!; nosotros somos los terroristas de escritura.
martes, 30 de marzo de 2010
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